El cuerpo humano como mapa de la conciencia


Por el Dr. Ángel García, Fecha: 28-09-2014

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“Antes luchábamos sólo contra los gérmenes. Ahora debemos estimular la capacidad de respuesta inmunológica y ecologizar las relaciones con el entorno. Antes considerábamos la conciencia como un epifenómeno del cerebro y la mente. Ahora la consideramos el campo unificado de la vida. Antes instrumentalizamos la medicina para disecar el cuerpo. Ahora la humanizamos para restablecer la integridad del cerebro, la mente y la conciencia. Antes éramos sólo los médicos del cuerpo. Ahora nos dirigimos hacia una medicina del alma, en la que no sólo se busca la causa de lo que somos en los errores del pasado, sino en el desconocimiento de cauces que pueden dar sentido y propósito a la existencia.”

Este planteamiento paradigmático del Dr. Jorge Carvajal Posada en su libro “HACIA UNA MEDICINA CON ALMA” es una fehaciente demostración de que vivimos momentos de cambio de cosmovisión en general y de la medicina en particular, ya no podemos continuar haciendo esa medicina anacrónica enfocada únicamente en el cuerpo físico. Hoy por hoy sabemos que el cuerpo humano es un conglomerado de energías conectado a un campo de conciencia multidimensional del cual recibe información constantemente, esta información que recibe el cuerpo como antena electromagnética modifica, para bien o para mal, su campo de energía vital.

La mente humana funciona mayoritariamente de manera inconsciente (hasta un 95%), por lo que las personas no se percatan de la información que está aterrizando en sus células desde el campo de conciencia a través de los mecanismos inconscientes. Los dispositivos que permiten que el corazón funcione, que la sangre circule y que todo el universo celular realice billonésimas de funciones, son los mismos que transportan la información que intercambia la persona con su entorno y consigo misma dentro de su mundo mental, esta información puede potenciar la vida celular o la puede comprometer según sea la calidad de la misma. Si es una información de conflicto, limitación y desdicha, las células comprometen sus competencias vitales, pero si la información es de amor, plenitud y alegría, las células potencian su energía vital.

Todas las experiencias de la vida impactan en el cuerpo de energía vital y en dependencia de la información o tipo de conflicto será la zona afectada.

La glándula Tiroides como centro de identidad.
Es muy común encontrar personas, especialmente mujeres, con trastorno de la tiroides, las cifras de mujeres con hipotiroidismo raya en niveles epidémicos. La Tiroides es una glándula ubicada en la región de la garganta. Esta zona está relacionada en el mapa de la conciencia como el territorio de la identidad, la identidad es la manera como la persona se identifica a sí misma y como se da a identificar a los demás. El concepto de identidad está relacionado al papel que juegan los roles de la vida de las personas, hijo/hija, padre/madre, pareja, profesional, etc., cuando uno de los roles está desequilibrado la circulación de la energía vital en la zona de la garganta se afecta y la tiroides pierde flujo en su campo electromagnético lo cual puede conducir fácilmente a la alteración de su funcionamiento e incluso a la aparición de nódulos por el enlentecimiento del flujo energético y su posterior emplastramiento. En la medicina convencional la mayoría de los endocrinólogos continúan recetando sustancias químicas como el eutirox para el hipotiroidismo o el tapazol para el hipertiroidismo, esta estrategia terapéutica basada sólo en la perspectiva química, condena a la persona afectada a ser esclava de una píldora para toda la vida lo cual, a la postre, se convierte más en problema que en solución.

Cuando la información del conflicto de identidad está ligada al hecho de que la persona se aísla y no dice lo que debe decir pueden afectarse otros tejidos de la zona como la faringe, la laringe o las cuerdas vocales.

La visión científica emergente ve al ser humano no como un amasijo de carne y huesos que funciona en virtud de los niveles de determinadas sustancias químicas, desde esta perspectiva sabemos que ni el cuerpo ni la química son autónomos, que ambos funcionan en dependencia de los campos de energía y conciencia al que están sometidos permanentemente y de los cuales son un subproducto.
Una mujer que se vea a sí misma como no apta en su rol profesional o que haya tenido pensamientos de desvalorización en su rol de hija o de madre impactaría en el campo de la garganta dejando una impronta (impregnación) que afecta la circulación de la energía vital de la zona con las consecuencias mencionadas. Este mecanismo que toma en cuenta los campos de energía y conciencia es una visión expandida más allá del marco de la visión médica convencional que analiza el proceso de salud-enfermedad como un mecanismo de estructura y función exclusivamente. Una visión estática, propia del determinismo biológico.

Solo hace falta medir en las personas los campos de conciencia, con el test muscular, para percatarse como influyen en el territorio orgánico las experiencias vividas y convencerse de que si no tratamos la historia propia de la persona enferma jamás ofreceremos soluciones coherentes. He visto como cuando la persona recompone las experiencias traumáticas y los temas conflictuados, desde la aceptación, la compasión y el perdón, el test muestra una recuperación inmediata del campo de energía. Claro que los patrones mentales vuelven posteriormente al automatismo de la experiencia sufriente, condicionando el comportamiento de la persona para continuar reaccionando con desdicha y por ende mantener la enfermedad, razón por la cual hay que darle a la persona estrategias de uso continuo que corten el circuito de los patrones condicionados.

La sanación verdadera amerita alternativas dirigidas a trabajar en las pautas que condicionaron el debilitamiento de los campos de energía de los tejidos afectados que, según su función, están ligados a los contenidos de los temas involucrados en la experiencia personal. Si no cambiamos la visión reduccionista del organicismo y vemos al ser humano en su justa dimensión, como un ser interrelacionados a múltiples campos, donde el contenido de la información de la conciencia determina la realidad y, por ende, es en el campo de la conciencia donde debemos ejecutar los cambios, continuaremos dando pequeños alivios, pañitos tibios que no removerán en lo más mínimo las auténticas causas de la enfermedad.



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Dr. Ángel García Montero
Con más de 25 años de práctica médica y más de 15 años de investigaciones científicas, el Dr. García plantea que el cuerpo no enferma sin la participación de la Conciencia y que todo abordaje terapéutico debe realizarse de forma integral la química del cuerpo físico, el patrimonio energético y por supuesto, La Conciencia.

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