Curación Cuántica
Por el Dr. Ángel García , Fecha: 08-03-2015
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En el desarrollo de la última jornada de Curaciones Colectivas levanta la mano un hombre de mediana edad y pide pasar a la tarima, lo hago pasar y allí plantea que lleva varios meses con un dolor en hombro y brazo izquierdo que le impide algunos movimientos. Pido la colaboración de los asistentes, unas quinientas personas, para que hagan silencio mientras comienzo a instrumentar una técnica sanadora que aplicamos con frecuencia en Medicina de la Conciencia. Primero le hago medición con el anillo bidigital de Omura (test muscular fino que realiza el consultante haciendo un circulo con los dedos pulgar e índice de la mano dominante e impide que el operador le abra el anillo), este test suele dar débil en las zonas enfermas y fuerte en las zonas sanas, en el caso de este hombre le resultó muy débil al tocarse el hombro izquierdo con la mano del mismo lado.
Acto seguido le inducimos para que implemente la imaginación guiándose con lo que le voy diciendo a la vez que visualiza una nube oscura en la zona del dolor que se va haciendo clara en la medida que gira rápidamente en sentido contrario a las agujas del reloj.
Según la teoría que manejamos en Medicina de la Conciencia en donde vemos al cuerpo como topograma de la mente, el tema que subyace en las molestias de hombro conjuntamente con brazos tiene relación con sobrecarga y el estancamiento de algunas cosas por hacer. Durante el ejercicio, que apenas dura de unos 3 a 5 minutos, le orientamos que visualice el movimiento de la nube de electrones activándose y aclarándose en la zona, le vamos creando seguridad para que suelte lo que debe soltar y hacer lo que debe hacer en torno a algunas tareas y proyectos pendientes. Al terminar el ejercicio medimos nuevamente con el test de Omura y esta vez aparece fuerte la zona en cuestión, no se abre el anillo, le pedimos que haga todos los movimientos del brazos y los hace sin dificultad aparente, el dolor ha desaparecido.
Para los presentes parece un acto de magia y para el hombre del dolor parece milagroso. Pues, ni magia ni milagro, sencillamente he instrumentado una técnica efectiva dentro del ámbito del nuevo conocimiento terapéutico apoyado en el nuevo paradigma científico.
Decía San Agustín que “el milagro es aquello que ocurre en una naturaleza más allá de la conocida”. Las personas que desconocen la naturaleza del conocimiento cuántico ven estas técnicas como algo mágico, milagroso. Pero cuando se acercan a esta información con el discernimiento de una mente abierta descubren la estructura del milagro. Deepak Chopra planteaba en una publicación de los años 90 que “lo que llamamos milagros en el futuro sería un hecho científico”. Le hemos dado alcance a la verdad, hoy la ciencia ha desentrañado la estructura del milagro.
Para entender estos procedimientos debemos abandonar la visión limitada, muy extendida, de las mentes condicionadas por la cultura del materialismo imperante en los últimos siglos que instaló en el inconsciente colectivo de la humanidad la creencia de que el ser humano es solo cuerpo.
El cuerpo humano está formado por tejidos que a su vez lo conforman las células y estas están estructuradas por moléculas, las moléculas están hechas de átomos y los átomos de partículas subatómicas, las partículas subatómicas tienen la propiedad de gravitar en el campo cuántico como ondas y solo la conciencia las lleva a la propiedad de partículas, cuya característica materiales está determinada por la intención de la conciencia de quien observa o de quien instrumenta el proceso. La conciencia está creando permanentemente, lamentablemente está acostumbrada a hacerlo sólo inconscientemente.
La mente del que no cree que pueda cambiar la realidad de su cuerpo continúa reproduciendo la misma realidad orgánica por defecto. Una de las reglas de la naturaleza en este plano es que todo es impermanente, solo una mente estancada crea situaciones estáticas en una realidad cambiante. Esta es la razón por la que existen las enfermedades crónicas. El pensamiento médico convencional maneja la creencia de que los trastornos orgánicos repetitivos conducen a enfermedades en las que difícilmente se pueda modificar su curso de cronicidad, sin darse cuenta que están creando un condicionamiento al cual el organismo humano responde sin modificar esa realidad. Solo hace falta cambiar la percepción del fenómeno para cambiar los defectos en el territorio orgánico.
En el caso del hombre que tratamos en Curaciones Colectivas las ondas empasteladas del campo electromagnético de la zona del hombro y brazo izquierdo recobraron la velocidad de flujo y desaparecieron tanto la limitación de movimiento como el dolor. Aquí actuaron varias mentes en una sola dirección, la de este hombre que padecía el dolor, la mía que lo instrumentaba, y las de la mayoría de los cientos de participantes, que gracias a la explicación de la charla introductoria que suelo dar en estas actividades, confían en los buenos resultados de estas técnicas. Al no existir dudas del procedimiento el resultado satisfactorio estaba garantizado.
La mente humana es muy poderosa pero también es muy lábil, si no existe la seguridad en el procedimiento se pueden introducir dudas que comprometen su resultado. Cuando la mente actúa de manera enfocada las neuronas logran un efecto laser donde la intención limpia, libre de perturbaciones, crea una resonancia alineada en el Campo Neuronal (Jacobo Grinberg) y actúa en un elevado orbital de manifestación generando los resultados deseados.
Con los postulados de la física cuántica podemos explicar cómo la conciencia crea la realidad, esto nos permite empoderarnos para crear las circunstancias que favorezcan nuestros deseos y dejar de ser víctimas de la matrix del condicionamiento.
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Dr. Ángel García Montero
Con más de 25 años de práctica médica y más de 15 años de investigaciones científicas, el Dr. García plantea que el cuerpo no enferma sin la participación de la Conciencia y que todo abordaje terapéutico debe realizarse de forma integral la química del cuerpo físico, el patrimonio energético y por supuesto, La Conciencia.
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