Tecnología de la Transformación Personal
Por Mercedes García Duno (Practicante Medicina de la Conciencia), Fecha: 22-03-2015
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Hace poco descubrí un término que resonó con lo que actualmente estoy viviendo y de eso les hablaré hoy, se trata de la Tecnología de la Transformación, este término lo tomo prestado de J. Ma. Doria (Ver su libro “Inteligencia del Alma”). La transformación es la Ley del Universo, es la única constante verdadera de la vida, todo cambia, todo se transforma, todo surge y desaparece. Por otro lado, tecnología es todo aquello creado por el hombre basado en sus conocimientos, sabiduría, capacidades y herramientas. Entonces Tecnología de la transformación es el conjunto de conocimientos y herramientas diseñadas para lograr la transformación humana, para alcanzar el crecimiento personal. Es todo lo que creamos para lograr una vida plena y feliz. Es el cómo apuntalar todas nuestras creencias, pensamientos y comportamiento para construir una mejor versión de nosotros mismos.
Un Proverbio nativo americano reza: Solo podemos ser aquello que nos damos el poder de ser. En este punto requerimos desarrollar la tecnología de la transformación. Según la Ley de causa y efecto, debemos empezar a generar las causas necesarias para lograr un efecto determinado, es decir, debemos cambiar algo en nosotros para obtener un resultado diferente.
El Dr. Ángel García Montero señala y explica los tres elementos indispensables para el cambio o la transformación: Conocimiento, comprensión y amor. Conocimiento: porque es poder. Comprensión: para digerir y poner en práctica el conocimiento. Y Amor: energía con la cual hay que actuar en todo momento. Serían los tres pilares para la transformación integral y plena del ser humano. Ahora bien la tecnología para sustentar estos pilares es la conexión con la Divinidad, el descubrir el amor, cambio de creencias y pensamiento, la liberación emocional y el comportamiento en concordancia con el ser.
Considero que para iniciar este proceso ante todo, conectemos con nuestro ser interior confiando en la Divinidad para que nos guie en cada paso, la meditación y la oración son primordiales como práctica. Despertar la conexión Divina y hacer silencio para que el amor fluya en nuestro ser es el eje en el que se inserta todo el proceso. Para iniciar el camino de la transformación hay que partir de rescatar el amor. El amor como energía motora y transformadora esencial. El amor es sanador y es liberador, rige nuestras creencias y las creencias se alimentan de esa energía o de la ausencia de la misma. Porque nunca hay un vacío, hay amor o desamor y ambos son igualmente poderosos. Amarnos en el ahora de nuestras circunstancias, aceptarla y agradecer el aprendizaje es un método para poder cambiar esa realidad. Es un proceso activo y causal. Tenemos que accionar la rueda de la vida para generar la suficiente energía –causalidad- para mover –cambiar- la realidad y el amor es el motor de esa acción.
El amor se manifiesta en el empoderamiento personal y en la manifestación de la vida que deseamos en las circunstancias más favorables, ese sería el ideal. No obstante, hay un sistema de creencias que potencia nuestros pensamientos y acciones y determina la energía que emanamos y la que recibimos. Somos capaces de crear aquello en lo que creemos. Muchos piensan que la felicidad se encuentra en el entorno, y por ello la vida se llena de compases, siempre en espera de que sea el entorno el que cambie para realizarnos, y que “suceda algo” que nos transporte mágicamente a la felicidad o a la realización de un sueño. Cuando me gradúe, cuando adelgace, cuando me case, cuando me divorcie. Nos convertimos en un continuo postergar acciones amparados en la costumbre. Ignoramos nuestro Poder para cambiar, y olvidamos que si no estamos satisfechos con nuestra vida, pareja, empleo, etc., tenemos la responsabilidad de amarnos lo suficiente para cambiar.
Recordando las palabras de Gandhi: “Tus Creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en acciones, tus acciones se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu Destino”. Las creencias, pensamientos y acciones generan un campo energético que impregna el todo, de allí que para sanar hay que cambiar nuestras creencias y transformar así las percepciones limitantes que nos constriñen al sufrimiento y a la infelicidad.
Somos lo que creemos. Bruce Lipton señalaba que “Aprendemos a vernos como nos ven, a valorarnos como nos valoran. Lo que escuchamos y vivimos nos forma. No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Somos víctimas de nuestras creencias, pero podemos cambiarlas” Si cambiamos la percepción del objeto, el objeto cambia. Cuando hacemos las cosas de siempre obtenemos los resultados acostumbrados. Si no estoy feliz con mi vida o con algún aspecto de ella, es importante cambiar y ese cambio comienza en las creencias.
Es un profundo trabajo de observación y análisis de nuestra voz interior reflejo del subconsciente lo que lleva a descubrir las creencias más profundas, arraigadas y determinantes. Lipton señala que “la vida es un reflejo de la mente subconsciente, lo que nos funciona bien en la vida son esas cosas que el subconsciente te permite que funcionen, lo que requiere mucho esfuerzo son esas cosas que tu subconsciente no apoya”. De igual modo el doctor Ángel García dice que el ser humano no ve la realidad como es sino la que él ve, la persona matiza la realidad con lo que hay en su mente. “Una persona triste y una alegre no perciben la realidad de la misma manera, la persona triste anda buscando la circunstancia, la información que le reproduzca la tristeza; igual ocurre con la persona iracunda que se inclina hacia las circunstancias que le produzcan rabia”[1]. Es obvia la vinculación entre creencias, pensamientos y emociones. Las creencias determinan los pensamientos y estos se acompañan de emociones.
Las emociones rigen la vida, la hace feliz o sufrida. En la palabra emoción está “moción”, o sea, movimiento. Las emociones son las que inician el movimiento, y lo hacen a través del fenómeno del deseo. Si bien es cierto que hay diversos tipos de deseo, no es menos cierto que la palabra “emoción” conlleva en su esencia un vasto depósito de energía accesible a todo el ser.[2] Las emociones proveen de la energía necesaria para sustentar el cuerpo físico.
Señala el Dr. García que la mente (sede de los procesos del pensamiento) funciona de manera consciente desde un 5 al 12%, y de manera inconsciente de un 88 a un 95%, con ese elevado grado de inconsciencia todos los patrones automatizados mentales se mecanizan y generan pensamientos, comportamientos y emociones continuas. Nos hacemos adictos a las emociones y el riesgo de esto es que emociones negativas impactan el cuerpo físico en forma de enfermedad. Las emociones se pueden elegir y utilizar con inteligencia. Constituyen un depósito de energía que, si es puro, fuerte y libre y se gestiona bien, le da al ser humano la posibilidad de vivir de una forma maravillosamente adecuada, equilibrada, creativa y llena de amor (Marquier).
Es evidente que el comportamiento, la adquisición de hábitos saludables mental, emocional y físicamente son fundamentales. Hay que desarrollar la tecnología de la transformación para aprender a amarnos, aceptarnos y valorarnos como estrategias para sanar y tener una vida plena, esto puede ser doloroso en algunos casos y exige compromiso y determinación. El análisis y la auto observación respecto a lo que creemos y pensamos de nosotros mismos, la valoración de comportamientos, hábitos y costumbres, así como la percepción que tenemos respecto a la realidad en la que estamos inmersos, determina como nos relacionamos con el mundo y con nosotros mismos. No es una tarea, no obstante, hay herramientas que permiten aproximarse. La meditación, la visualización, la imaginación curativa, la PNL, Terapia de liberación emocional, entre otras. Y si vestimos estas terapias con el manto de la auto aceptación y el amor, en la búsqueda de la esencia del Ser a través de la mirada interior, el camino esta allanado. Somos los protagonistas de nuestra historia, solo nosotros podemos construir el camino hacia nuestros sueños experimentando la Vida como un regalo de la Divinidad con infinitas posibilidades.
[1] García Montero, Angel. (2014). Sanar el Alma Curar el Cuerpo, Cómo sobrevivir al Cáncer. Disponible: www.angelcuantico.com/desc.php?f=sanarelalmacurarelcuerpo.pdf
[2] Marquier, Annie (2010). El Maestro Del Corazón. Barcelona (España): Edic. Luciérnaga.
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Comentarios
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Dr. Ángel García Montero
Con más de 25 años de práctica médica y más de 15 años de investigaciones científicas, el Dr. García plantea que el cuerpo no enferma sin la participación de la Conciencia y que todo abordaje terapéutico debe realizarse de forma integral la química del cuerpo físico, el patrimonio energético y por supuesto, La Conciencia.
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