Crónicas del mas allá


Por el Dr. Ángel García, Fecha: 30-11-2014

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Si existe un concepto escurridizo es el término de realidad, en la medida que ha venido avanzando el conocimiento de la naturaleza de la realidad se ha venido modificando la manera como se aborda el proceso de la percepción humana. Hace aproximadamente 50 años se planteaba que existía una realidad objetiva y una realidad subjetiva, una perspectiva distinta a como se plantea en estos momentos. Hoy sabemos que la realidad objetiva no es tan objetiva. El ser humano moldea la realidad según la información que previamente tiene en su mente. Toda persona aplica procesos inconscientes de percepción a partir de lo cual elimina mucha información que el cerebro está captando, en este proceso mucha información que el cerebro es capaz de absorber no es procesada, el acostumbramiento obliga, de alguna manera, a manejar los mismos datos puesto que estos son los que generan confianza y comodidad para desempeñarse. También existe el mecanismo inconsciente de tomar la experiencia propia como la verdad universal de la vida, los seres humanos terminan programando su vida a partir de las experiencias vividas. Otro dispositivo mental que conlleva a las personas a hacer una interpretación de los fenómenos de la existencia es la distorsión de la realidad, cada persona ajusta la realidad a su mundo. Ese dicho tan popular de que “cada cabeza es un mundo” es totalmente cierto.

No es común es nuestras vidas el lidiar con datos de la percepción más allá de la realidad ordinaria, la inmensa mayoría de los seres humanos gastan sus vidas en el primer nivel de percepción, el condicionamiento de la información que han captado en su proceso de desarrollo y crecimiento a partir de lo que dice la familia, la escuela, la comunidad, etc. Las personas van conformando un mapa de la realidad que le permite interactuar con una visión aparente, muy particular, en las experiencias de la vida, dejando por fuera una cantidad inmensa de información que limita enormemente su potencialidad y desarrollo.

El hecho de que los seres humanos vivan en un nivel primario (primer nivel de percepción) le impide entender y acceder a otros niveles de la realidad. En el segundo nivel de percepción se pueden captar datos que no se logran percibir en el primer nivel o nivel ordinario de la realidad, por ejemplo cuando vemos la cara de una persona vemos sencillamente un ser humano con todos los elementos anatómicos que muestra cualquier cuerpo por fuera, sin embargo, existen personas entrenadas como los chamanes y sanadores videntes que tienen la capacidad de percibir el campo de energía vital que está más allá del cuerpo físico.

Los llamados “déja vu”, momentos donde a las personas le viene la idea súbita a la mente que eso que está viviendo ya lo vivió, es una información que llega por el segundo nivel de percepción. Fenómenos como la intuición y las premoniciones también se filtran a través del segundo nivel.
En una ocasión atendí una paciente que padecía de artritis reumatoide, una mujer de unos cuarenta años, hablamos de los disparadores profundos de la enfermedad que por ser una patología autoinmune es desencadenada por eventos traumáticos, que al no ser sanados, conllevan a pensamientos de minusvalía y autodestrucción, esto instala un circuito de conciencia y energía que activa un mecanismo autoinmune donde el sistema inmunológico elabore autoanticuerpos contra las propias estructuras del organismo, en este caso contra la membrana sinovial que cubre las articulaciones. Se sintió extrañada que por más de diez años con la enfermedad no le habían hablado de que el origen pudiera estar en su propia historia de vida. Esta información le llamó poderosamente la atención y la llevó a contarme una experiencia que vivió siendo adolescente. Cuando tenía 16 años padeció de sarampión, en ese momento su familia vivía en la sierra falconiana y como tuvo complicaciones hubo que trasladarla al Hospital General de Coro donde agravó y cayó en estado de coma durante tres días. Cuando salió del coma le preguntaba con insistencia a su madre qué se había hecho la muchacha que estaba al lado de ella con la cabeza rota y abundante sangramiento, la madre le informó que durante los tres días que ella estuvo inconsciente no había llegado ninguna muchacha, que solo estaba ella (su mamá) y el personal del hospital que la atendía, sin embargo, la muchacha le insistía con mucha vehemencia a la madre que ella había visto a una muchacha con la cara bañada en sangre y con heridas en la cabeza, a lo cual la madre le repetía “hija ya te lo he dicho, aquí no han traído otra paciente, sólo hemos estado tú y yo”.

Pasaron los días y la muchacha volvió a su casa recuperada, al año comenzó estudios en el Tecnológico de Coro, para su sorpresa y asombro reconoció en el grupo de estudio a una muchacha idéntica a la que había visto hace un año en los días de ingreso en el Hospital. No aguantó la curiosidad y la abordó preguntándole si ella había estado en el hospital por algún accidente, la muchacha le respondió que sí en efecto, hacía un año tuvo un accidente con traumatismo en la cabeza, pero ¿Cómo lo sabes?, y esta le responde “Yo te vi en el hospital”, en cuál hospital le pregunta la otra muchacha, en el de aquí de Coro le responde esta, aquella con asombró “pero si yo estuve fue en el Hospital de San Fernando de Apure”, “como va a ser si yo te vi aquí”, le responde esta. Ambas quedaron absortas y sin explicación para aquella experiencia. El misterio quedó sembrado en ellas sin saber cómo era posible que en estado de coma se pudiera captar lo que estaba sucediendo en una región remota.

Comúnmente la mayoría de las personas no entiende que su cerebro puede percibir otros niveles de la realidad en estados alterados de conciencia, a los cuales accede modificando sus ondas eléctricas (la onda beta es la que usa el cerebro para procesar la realidad ordinaria de la cotidianidad, en la onda alfa hay una ligera modificación del estado de la conciencia y se puede acceder al segundo nivel de percepción y en un estado alterado de conciencia mayor, en onda theta, como los estados de trance hipnótico, sueño, tomando sustancias psicoactivas o en estado de coma, se llega al tercer nivel de percepción). La mujer en cuestión accedió al tercer nivel en el estado de coma profundo. En estas condiciones se accede a un nivel de la realidad interdimensional (otras dimensiones) en donde las categorías de tiempo y espacio no aplican como en el primer nivel de atención. Continuará….



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Dr. Ángel García Montero
Con más de 25 años de práctica médica y más de 15 años de investigaciones científicas, el Dr. García plantea que el cuerpo no enferma sin la participación de la Conciencia y que todo abordaje terapéutico debe realizarse de forma integral la química del cuerpo físico, el patrimonio energético y por supuesto, La Conciencia.

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