El Cáncer es curable
Por el Dr. Ángel García, Fecha: 19-10-2014
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La pregunta obligatoria que se le debe hacer a toda persona con cáncer es: ¿cuál es el episodio o circunstancia que le ha causado más desdicha en su vida?, ¿qué le ha impactado con más fuerza en sus emociones?, allí generalmente encontramos el quiebre en la vida de esa persona que le activó un circuito desde su conciencia profunda, dando al traste con el equilibrio bioeléctrico y neuroquímico que impactó en las células y las obligó a mutar en virtud de sobrevivir ante tanta toxicidad del medio intercelular (matriz celular) donde habitan, el tipo de tejido u órgano afectado está directamente relacionado al tipo de conflicto o situación vivida.
Si queremos sanar el cáncer hay que analizar las causas verdaderas de su aparición, la curación consciente de esta enfermedad se basa en revertir dichas causas, las células cancerígenas son el producto de un esfuerzo desesperados por sobrevivir ante tantas condiciones adversas, la célula se ve obligada a cambiar (mutar) para poder soportar la deficiencia de oxigeno, la acidez del medio celular, la deshidratación, la toxicidad y la pérdida de su patrimonio eléctrico. De todas estas causas la que más afecta a las células es el elemento menos estudiado por la ciencia convencional, el patrimonio eléctrico celular.
Científicamente se sabe que la membrana celular tiene una corriente eléctrica que va de 70 a 90 milivoltios en condiciones normales y que cuando esta cantidad de electricidad comienza a disminuir la célula se va haciendo más vulnerable, toda célula que baja a menos de 40 milivoltios en su membrana se ve obligada a modificar su ADN para sobrevivir, esta es la razón fundamental de la mutación en la cual se activan los oncogenes, genes que transforman una célula normal en célula cancerígena.
Sería muy interesante que la ciencia oficial se abocara a investigar cuales son las razones fundamentales que comprometen el patrimonio eléctrico celular, ya sabemos que los intereses oscuros que hay detrás de las far-mafias impiden que las verdaderas causas del cáncer sean estudiadas, puesto que la sanación se daría fácilmente en la reversión de las mismas.
La ciencia convencional se ha dedicado por varios siglos a estudiar el cuerpo humano como una estructura que funciona en virtud de sustancias químicas que le confieren estabilidad y equilibrio funcional, desde este marco conceptual se ve la enfermedad como el resultados de desequilibrios en la homeorresis interna, lo cual habría que recobrar introduciendo sustancias químicas desde el exterior y/o extraer cualquier malforfación que haya ocurrido productos de estos desequilibrios. En este marco conceptual la medicina falla estrepitosamente en el análisis causal, olvida que la química no es ni funcional ni orgánicamente autónoma. Ni el cuerpo físico es independiente ni la química que lo sustenta tampoco, ambos viven en un en un intercambio dinámico constante de energía e información que modifica su composición en cada milisegundo.
La energía que sostiene el universo celular del cuerpo humano se deriva de la energía vital que gravita en los campos electromagnéticos representados por los electrones que orbitan alrededor de los campos celulares y orgánicos, teniendo su máximo potencial en el campo electromagnético corporal que es sostenido por el campo electromagnético cardiaco, desde donde se distribuye a todo el cuerpo a través de los canales energéticos, descubiertos hace mas de 3000 años en Asia. Estos canales son conocidos en la Acupuntura como nadis y meridianos. De la circulación de esta energía depende el patrimonio eléctrico celular, cuando esta energía baja su flujo o son afectados por un atascamiento (bloqueo) los tejidos endurecen, aparecen los tumores.
Así como ni el cuerpo físico ni la química existente en el mismo son independientes, la circulación de la energía que lo sostiene tampoco lo es, esta obedece al tipo de información que por ella circula, energía e información van de la mano, sobre la onda de la energía viaja la información, ahora bien, ¿qué es información?, información es conciencia. Donde hay energía hay ondas circulando con una frecuencia determinada que le confiere propiedad vibratoria, la calidad vibracional (frecuencia) de la energía vital es directamente proporcional a la calidad de información (CONCIENCIA) que viaja en las ondas de dicha energía. El ser humano está hecho de los mismos dos componentes de los que está hecho el universo: ENERGÍA E INFORMACIÓN.
Pongamos el ejemplo de una emisora de radio, para escucharla hay que sintonizar su frecuencia, pero la frecuencia sola no es suficiente puesto que la frecuencia (energía) sin información es un ruido burdo. Cuando la frecuencia tiene información, como la voz del locutor o una melodía, entonces hay un producto audible real. El ser humano como antena energética funciona tal cual, energía con información. Información es conciencia y el ser humano procesa la conciencia con la mente y con todos los circuitos del entramado cuerpo-mente que funciona como una unidad, la mente no es la única que piensa, las células también piensan.
Todos los seres humanos, en condiciones normales, manejamos información puesto que en cada uno habita una conciencia individual que se relaciona con otras conciencias particulares y con la conciencia universal, fuente de toda la creación.
Cuando una conciencia individual procesa una información esta impacta, sin mediación de tiempo ni espacio (cuánticamente), en todo el territorio donde habita esa conciencia y allí deja su sello, lo impregna. Si esta información es de conflicto la circulación de la energía se distorsiona y crea emplastramiento que a la larga, de no resolverse el conflicto, crearían un endurecimiento de la zona tisular, de allí los tumores.
La curación auténtica o, más apropiadamente la sanación, se logra cuando logramos identificar el conflicto que distorsionó la circulación de la energía vital y sanarlo.
El reordenamiento mental de la situación conflictuada genera un reacomodo dinámico en la zona afectada restableciendo el flujo normal de la energía y las células recobran su patrimonio eléctrico, y el tejidos comienza a hacerse menos denso recobrando su flujo de corriente eléctrica y haciendo desaparecer la masa emplastrada (tumor). Esto lo evidenciamos en la práctica cada vez que trabajamos con una persona enferma y descubrimos el conflicto nuclear que ha generado la merma de la energía vital y, por supuesto, sanamos la memoria del mismo. Si además de restablecer la energía vital resolviendo el conflicto primordial se mejora el pH de la matriz celular a través de una dieta alcalina, libre de carnes, embutidos, lácteos, colorantes, gaseosas, alcohol, etc.. Se resuelve la deshidratación con buen aporte de agua, así como un mejor aporte de oxigeno, la curación es potencialmente un hecho. Claro está que la desaparición de la enfermedad es inversamente proporcional al grado de deterioro orgánico y estadio en el que se encuentre.
Este abordaje requiere de un cambio de visión en torno a la enfermedad y a la vida misma. Una visión donde entendamos lo que ya científicamente se sabe hace más de un siglo, que somos conciencia que mueve energía, la vida es posible gracias a la energía vital pero esta energía no encontraría forma sin conciencia. Toda curación auténtica tiene que involucrar necesaria y obligatoriamente a la conciencia, de lo contrario estaría moviendo solo las piezas superficiales de la estructura humana. Ya es hora de que salgamos del engaño en el que se nos ha mantenido por tantos siglos, son tiempos de despertar a una realidad más consciente y la epidemia solapada del cáncer es una buena oportunidad para hacerlo.
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Comentarios
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Dr. Ángel García Montero
Con más de 25 años de práctica médica y más de 15 años de investigaciones científicas, el Dr. García plantea que el cuerpo no enferma sin la participación de la Conciencia y que todo abordaje terapéutico debe realizarse de forma integral la química del cuerpo físico, el patrimonio energético y por supuesto, La Conciencia.
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