Crónicas del mas allá II


Por el Dr. Ángel García, Fecha: 07-12-2014

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Percibir otras dimensiones es sencillamente trasladarse a un estado de conciencia donde se captan otras octavas vibracionales y longitudes de ondas (frecuencias) distintas a las que expresan la realidad ordinaria. Vivimos casi de manera obcecada entretenidos en la información del primer plano donde nos quedamos con una idea de la realidad bastante densa, sin pensar que existen espectros de realidad en los campos de energía sutil de segundo y tercer nivel donde se aprecian dimensiones en octavas más elevadas, para lo cual se requiere modificar el estado de la conciencia.

En la física cuántica ya se habla en la teoría de las súper cuerdas de once dimensiones pero no es tan fácil llevar eso a la comprensión de nuestros limitados cerebros puesto que, de tanto manejar información condicionada y creer que sólo existe lo que vemos con nuestros ojos, el cerebro se encuentra restringido para procesar otras realidades que no se familiaricen con lo ya conocido.
Si nos abrimos sin prejuicios a las experiencias cercanas a la muerte descubriremos que el cerebro en estados no ordinarios de conciencia, especialmente cuando ya el campo de energía que sostiene la vida de los cuerpos comienza a mermar, interactúa con otros escenarios que no por ser menos conocidos son menos reales.

Hace algunos años atendí en mi consulta en la ciudad de Caracas una mujer de mediana edad que me contó una experiencia digna de recoger en cualquier estudio que pretenda explorar otras realidades. Hacia un poco más de 20 años vivía en la ciudad de Estambul en Turquía donde su esposo había sido contratado por una empresa petrolera, un buen día ella salió de compras y sufrió un accidente muy aparatoso donde otro carro impactó el suyo de frente a alta velocidad, ella quedó totalmente inconsciente con gran riesgo de muerte por las múltiples heridas, incluso, con traumatismo craneoencefálico abierto, y fue trasladada a un servicio médico de la ciudad en estado crítico. Me contaba que pudo ver desde fuera de su cuerpo como al llegar al hospital fue declarada muerta puesto que los médicos de guardia no le registraban signos vitales, al momento de ser llevada a la morgue llega el esposo con gran desesperación y comienza a gritar que no se la lleven y se aferra a la camilla, donde era trasladada por los paramédicos, la tomó de la mano gritando con llanto desconsolador.

Para sorpresa de todos en la puerta de la morgue él comienza a gritar que la regresen, que está viva porque le estaba apretando la mano, uno de los paramédicos trata de constatar aquello y efectivamente se percata que la mujer tenía cierto movimiento y activa el dispositivo de reanimación por lo que fue trasladada de inmediato a terapia intensiva donde el monitor registró actividad cardiaca.

Paralelamente, contaba, que al salir del cuerpo pudo trasladarse a unos parajes maravillosos donde había una vegetación de un colorido nunca visto, allí se consigue con un anciano de cabellera y barbas blancas sentado como en una especie de entrada a un espacio paradisiaco donde habían querubines y figuras angelicales, la invita a entrar pero por alguna razón ella tenía la certeza que estaba muriendo y que si atravesaba ese umbral no tendría regreso, le responde al anciano que no puede entrar porque ella quiere tener un hijo en esta vida y este le responde que no se preocupe que entre un momento y vuelva a salir porque dentro de un año justamente va a tener noticias de ese hijo, ella quiso acceder pero en ese momento se encuentra tomándole la mano al esposo camino a la morgue.

Fue trasladada al día siguiente en una aéreo ambulancia a la ciudad de París donde permaneció un mes en terapia intensiva y tres meses hospitalizada. El día de su egreso la atendió un médico de origen libanes quien al momento del alta le dice: “Señora le tengo dos noticias, una buena y una mala, la buena es que ya usted se salvó de esta y la mala es que no podrá tener hijos puesto que le fue extraído un ovario completo y del otro quedó solo una pequeña parte la cual no es suficiente para embarazarse”, en ese momento ella recuerda la experiencia cercana a la muerte donde el anciano le dijo que al año tendría noticias de su futuro hijo y responde al médico, “tranquilo con Dios todo se puede” y este le responde “esto que le estoy diciendo no es religión, es ciencia”. Ella se quedó tranquila, tomo los papeles y salió a la sala donde la esperaba su esposo quien la trasladó a Venezuela para que continuará su convalecencia en casa de su madre.
Estuvo seis meses en casa de su madre quien, por cierto, era médico internista, cuando ella le contaba la experiencia cercana a la muerte esta le contestaba con mucha seguridad: “hija olvídate de eso, esas cosas suelen ocurrir en momentos de mucho traumatismo, es parte de la contusión cerebral”, sin embargo, esa experiencia permanecía con mucha claridad en su mente.
A los seis meses volvió a viajar a Turquía, a reunirse nuevamente con su esposo, pasado algún tiempo notó que la menstruación se le había atrasado unos días y decidió asistir a un laboratorio cercano para hacerse una prueba de embarazo, mientras esperaba el resultado se percató de repente que ese día hacía exactamente un año había sufrido el accidente y sintió que su corazón se aceleraba, en ese momento fue llamada por un altavoz para que retirara el resultado, sentía su cuerpo temblar, esos pasos se hicieron eternos hasta llegar a la vidriera donde le pasaron un sobre cerrado, el temblor casi le imposibilitaba abrirlo, hasta que finalmente pudo ver en la hoja que estaba dentro la palabra “positivo”, casi se desmaya, pero al recordar la imagen del anciano sintió una fuerza sobrenatural y una frase retumbaba en su mente, “dentro de un año tendrás noticia de tu hijo”. Recordó la cara del médico libanes en el hospital de Paris y quiso ir a Francia sólo para mostrarle el examen pero se conformó con repetirse a ella misma, “CON DIOS TODO SE PUEDE”. Para el momento en que esta mujer me contó esa experiencia en mi consultorio su hijo contaba con 24 años.
En el ámbito de lo transpersonal nos aguardan experiencias que nos amplían la visión de la vida, sin embargo, necesitamos darnos el permiso de creer que lo que vivimos en el primer plano de la percepción es apenas una pequeña muestra de la realidad. Si nos abrimos a nuevas creencias ampliamos la vida, abrimos el espectro de la conciencia para que la magia y el milagro sean parte de nuestra existencia.



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Comentarios

1 Comentarios para este artículo.

"gracias angel."

maría E. miquilena; 31-03-2018




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Dr. Ángel García Montero
Con más de 25 años de práctica médica y más de 15 años de investigaciones científicas, el Dr. García plantea que el cuerpo no enferma sin la participación de la Conciencia y que todo abordaje terapéutico debe realizarse de forma integral la química del cuerpo físico, el patrimonio energético y por supuesto, La Conciencia.

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